Adioses. (Memorias y pormenores de la vida).
Memorias y pormenores de la vida.
Adioses.
Los adioses asoman de improviso cuando uno en verdad ni se lo espera, aún cuando su devenir sea cosa antes mencionada. Pero ellos, los adioses, esperan tras bambalinas, gustosos y agazapados, porque saben que llegará la hora, que no hay necesidad de mostrar prisas ya que eso conlleva a la catarsis y la taquicardia.
Su paso firme a veces nos deja boquiabiertos, pero bien sabemos que el camino espera afuera cuando vemos a través de la ventana.
Los adioses por lo general mantienen hechas sus maletas ya que no requieren de muchas pertenencias. Puede ser que sean apenas necesarios algunos lejanos recuerdos, sublimes o abismales eso no importa, ya que ésos verterán su gracia sobre momentos claves que a la postre uno se lleva prendidos en el alma para que nos alimenten como críos en el viaje, porque no podemos perder ni olvidar ese lapsito de vida.
Otras tantas veces esas mismas maletas permanecen sumidas con sus dudas pulcras y empaquetadas, como esperando en el andén mientras nosotros vamos y venimos de orilla a orilla, recorriendo en un laberinto del pensamiento si uno algún día tendremos la dicha del reencuentro.
Los adioses son como golondrinas que trepan al cielo y se pierden de vista. Son tal vez como senderos que esconde la vida. Son pañuelos al aire, hojarasca, hojas del almanaque que hay que dar salida. Puede ser también que los adioses se vayan mascullando alguna melancolía mientras se alejan tarareando su canción, deshojando margaritas.
Los adioses entonces, arrastran su viejo telón dando la escena por concluida.
Sin embargo también se llevan muy claro en su inevitable despedida, que detrás de cada adiós, con sus luces encendidas, están listas las copas para el brindis y las campanas al vuelo, y están también en reserva para su estreno todas las serpentinas, para cuando llegue la hora de la bienvenida.
FIN.
29 septiembre 2011.